ETA lo deja, ¡por fin!

Ayer no había tiempo para escribir, había que respirar, impregnarse de la alegría y la vida que producía el momento de tan esperado anuncio: ETA cesa su lucha armada después de casi 50 años. El orgullo de sentirse demócratas, contra la sin razón de la violencia, ayer recorrió todo el país. Hoy empieza la paz, en el pueblo vasco y en España.
Muchos entre los que me incluyo, siempre pensamos que llegaría un día en el que la banda terrorista, hoy día enormemente debilitada, iría poco a poco desapareciendo como la llama de una vela sin más cera para arder y que no llegaría a producirse un anuncio como el de ayer. Desaparecería con el paso de ese tiempo que no siempre lo cura todo.
Atrás quedan coches, cartas y paquetes bomba, artefactos, secuestros, asesinatos... 34 años y desde bien pequeño, tengo tristes y oscuros recuerdos del camino que ETA nos obligo a recorrer junto a ella y su causa. Un camino de terror y barbarie, en el cual se quedaron muchas víctimas, muchas, y otras siguieron caminando con su dolor propio. Desgarro, llanto, impotencia... Todo el mundo tiene en sus recuerdos, donde estaba cuando 'aquel coche bomba' o 'aquel tiro en la nuca'. Uno, como es mi caso, por 10 minutos no se quedo sin madre, en aquel atentado en La Albericia del año 1992 otros en cambio no tuvieron tanta suerte. Entiendo y respeto el sentimiento independentista, de sentirse orgulloso de ser vasco, de pertenecer a tan extraordinaria y hermosa tierra. No entiendo la sin razón de la violencia, el odio y la barbarie. Palabras si, pistolas no.
Todos y cada uno de los gobiernos en democracia se han dejado la piel luchando por acabar con ETA, desde Suárez, pasando por Felipe González y Aznar. O jueces como Baltasar Garzón cuya labor fue importantísima para asfixiar a la organización. Las fuerzas de seguridad del estado y su labor incansable. Pero es incuestionable, pese a quien le pese, que ha sido este gobierno, con Jose Luís Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba quien ha puesto contra las cuerdas, asfixiado y derrotado finalmente a ETA, y así pasaran a los libros de historia.
De cántabro a cántabro: Señor Rubalcaba, se acabó, ¡por fin! gracias, porque hoy en España se respira de otra forma, se respira más vida, más libertad, ¡por fin! gracias Zapatero.
Hoy mi más sincero homenaje a todas las victimas que ETA dejo en su camino y mi más profundo rechazo a los que utilizaron, apoyaron y justificaron la violencia.
Comienza un nuevo tiempo de paz y dialogo, de demócratas y de palabras, que espero aproveche la izquierda abertzale. Aquel atentado de la T4, durante el proceso de paz del 2006, fue un punto de inflexión en el que supieron poner las cartas sobre la mesa a ETA y seguir por su propio camino. Hoy, ya no hay vuelta atrás.

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